Algún día comprenderemos la geometría del
castigo.
No dejaremos que sus vértices rasguen
nuestras entrañas.
Sabremos acariciarlo sin temor,
con la solidez que aporta
el sabor de las cicatrices.
Llegará el momento en el que la justicia
verá a través de la venda
y podrá caminar sin que la guiemos
con nuestras despistadas brújulas
por los abruptos senderos de la inocencia.
por los abruptos senderos de la inocencia.