Bajo el envoltorio de estrambótico
colorido estaba una caja estrecha, más larga que ancha. Dentro de ella, hundido
entre un asfixiante embalaje encontró un objeto que no se encontraba en su
lista. Al cogerlo y ponerlo frente a sus ojos sonrió con una felicidad que solo
podía producir la inocencia sincera. Aquel espejo era el mejor regalo que jamás
se le habría ocurrido pedir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario