Una
errata, insignificante. La ausencia de una letra. La “y” de yerma, ese adjetivo
que tan rápido creció en mi débil desarrollo. Mi cuerpo es demasiado pequeño,
dicen, incluso aunque en él quepan tantas preguntas. Me falta algo, dicen, pero
yo sé que no son ni la sangre, ni los centímetros ni los cromosomas. Estudian
infatigablemente mi pequeñez y mis carencias, tal vez porque no pueden dudar ni
de mi grandeza ni de cuanto llevo dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario