—No tiene sentido
seguir dando vueltas. Mejor paramos y buscamos alguien a quien preguntarle.
—De acuerdo.
Ella se quedó esperando
mientras él comenzó a caminar hasta que dio con una zona habitada. Se fue
cruzando con gente sin que ninguna de las personas le inspirara suficiente
confianza para entablar conversación. Después de tres calles, cuando el tráfico
se había despejado a su alrededor, miró al frente durante unos segundos y acto
seguido arrancó a correr intentando que su sonrisa no le impidiera respirar
profundamente. Al llegar, ella tuvo la certeza de que había dado con el camino.
Algunos abrazos se entienden muy pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario