No
creas que te protege el parapeto de pomposos vestidos verde esmeralda y relucientes
zapatos de tacón cristalino. Ninguna mirada se resiste a volverse inversa ante
la mía. Pensarás que la inerte transparencia de tu cuerpo te otorga el
ilimitado derecho a aportar impunemente tu opinión acerca de cuanta belleza
desborda o anhela quien es juzgado, pero yo no voy a consentir que tengas el
atrevimiento de asumir como cierto el resultado de tu juicio. Si te ha
funcionado hasta ahora el truco de engañar a los incautos convenciéndoles de
que tú les muestras una imagen calcada de aquello que no alcanzan a ver con sus
ojos, aquí has pinchado en hueso, pues los míos abarcan mucho más de lo que ni
tú ni nadie podáis imaginar. ¡Ay, espejito de mierda! ¿Qué sabrás tú de mí?
(Publicada inicialmente en el blog de los talleres online de Playa de Ákaba)
No hay comentarios:
Publicar un comentario