Tras media hora de limpieza
intensa, el filo estaba más que reluciente. Después de recibir el visto bueno
del verdugo, el ayudante no pudo evitar soltar la pregunta que se había estado
guardando toda la tarde.
—¿Por qué tenemos que limpiar con tanto énfasis ahora, si
en un rato va a quedar todo perdido y vamos a tener que limpiarlo todo otra vez
a fondo?
—El
cuerpo de ese hombre ya no va a seguir funcionando, pero esta guillotina sí
—respondió el verdugo—. Hasta el último instante tiene que quedar clara la
diferencia entre la limpieza de nuestros actos y la de los suyos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario